En el post anterior, iniciamos con el tema de el «estancamiento» ese fenómeno que te tiene sudando pero sin resultados «visibles». Así que esta vez te enseñaremos cómo volver a mover la balanza.
Primeramente, habremos de hacer un repaso a los componentes que inciden en el peso y la obesidad.
Peso como tal es lo que la báscula mide, es la masa (cantidad de materia) que tiene nuestro cuerpo, PERO sin hacer distinción en la composición.
Obesidad es el excedente de grasa que puede llegar a ser dañino. Tener grasa es INDISPENSABLE para una buena salud, pero un exceso de ella no solo es «incómodo» por el esfuerzo extra para cargarla sino que implica mayor riesgo de contraer enfermedades como la diabetes, enfermedad coronaria y un largo etc. Todo lo que ya te explicamos en este post.
Igualmente, ya te explicamos justo en el post anterior que hay una relación directa entre el peso y la quema de calorías.
Y en el post de la obesidad viene una imagen que hoy vamos a modificar…
En esta imagen, únicamente se colocan actividad contra alimentación, pero… vamos a «mover» el punto de apoyo y veamos si resulta en un mejor entendimiento de nuestro organismo.
Ya sabemos que el cuerpo va a tomar cualquier oportunidad de convertir todo remanente energético que nuestra actividad física haya dejado de nuestros alimentos para convertirlo en grasa.
Pero… ¿Cómo volver a mover la balanza a nuestro favor?
Agreguemos un integrante a nuestra balanza: la «Masa muscular» o «porcentaje de masa muscular».
En esta imagen podemos ver lo que ha pasado cada vez que nuestro peso deja de subir o bajar:
Cada vez que nuestro peso se mantiene a lo largo de varios días, semanas, meses o incluso años, ocurre que hemos consumido la cantidad necesaria de alimento para atender las necesidades diarias de nuestro cuerpo dada la actividad diaria realizada.
Si somos atletas, la comida es abundante a la par que la actividad, pero… ¿qué pasa si comienza la época de competencias?
Los entrenadores deberán entonces aumentar la ingesta de comida (o de su valor nutrimental) para compensar y recuperar el equilibrio y volver a mover la balanza.
Y… ¿al terminar la temporada? ¿Qué pasará si no cambian la dieta luego de que la actividad ha disminuido? ¿Se volverá a mover la balanza?
¿Cómo volver a mover la balanza? ¡de nuevo!
Así que… nuevamente para recuperar el equilibrio y volver a mover la balanza, el entrenador o nutriólogo que asesora al atleta, deberá modificar la alimentación para recuperar el equilibrio.
Mi experiencia personal
«Si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente, cualquiera las haría». Y les garantizo que a la fecha, cada que logro bajar unos segundos a la caminadora, ese esfuerzo sigue ahí.
Pero los resultados luego de cinco años, no solo son notorios con mi ropa y la báscula. Cada reunión se convierte en una entrevista de las cosas que descubrí y sigo descubriendo para tener control sobre mi cintura.
Y lo más gratificante viene después, cada vez que un amigo, conocido o alguien como tú que estás leyendo estas líneas me retroalimenta… ¡eso es un triunfo sobre la obesidad!