Aun que ya sabemos que todo cambio va a generar un rechazo inicial, debemos estar conscientes de una sola cosa: Nuestro niño NO es consiente de las consecuencias de una mala alimentación. NOSOTROS sí y por ende debemos ejercer nuestra autoridad y desde el amor, ayudar a mejorar los hábitos de nuestros panditas.
Imponer no necesariamente implica un cambio drástico ( a menos que estas sean las instrucciones del médico), imponer implica que algunas cosas deben ser obligadas, pero, no necesariamente en un parpadeo.
Acorde con el carácter de tu hijo, puedes hacer pequeños cambios en la dieta. Es la fecha en que no conozco un niño que sea un pandita (tenga sobrepeso) y que sea quien se prepare y sirva sus alimentos.
Así que… lentamente, haz un cambio pequeño por semana como sustituir refresco por agua de frutas, y un cambio grande por mes, por ejemplo, cambiar los embutidos (jamón) por hongos o tofu.
Haz pausas entre estos cambios, quizá cuando cambies el refresco por agua de frutas, debas planear otro cambio hasta dos semanas después. E igualmente, luego de eliminar los embutidos, deja que tu familia se acostumbre a ellos al menos por un mes más.
Algunos cambios drásticos e inmediatos que puedes hacer en tu casa y que beneficiarán a toda tu familia (no solo a tu pandita) es dejar de comprar refresco y bebidas dulces (jugos embotellados, refrescos de sabor, leche con chocolate).
Algunos productos «saludables» como los que dicen tener millones de lactobacilos, tienen mucha azúcar, por lo que debes moderar el consumo de estos para que el beneficio de los lactobacilos no se vea contrarrestado por la cantidad de azúcar. Estos productos, son un buen ejemplo de algo que puedes hacer como cambio semanal.
Recuerda que las palabras enseñan, pero el ejemplo arrastra. El cambio debe comenzar por uno mismo!
Como siempre, te recomendamos acudir a un especialista y compartir esta información.